domingo, 25 de abril de 2010

LOS MONEY MAKERS DE TELEVISA

Seguramente han de recordar que todos los domingos por las tardes se transmitió por el Canal de las Estrellas un programa titulado “El show de los sueños”, que en su etapa inicial llevaba como subtítulo “Sangre de mi sangre”, posteriormente este subtítulo fue reemplazado por el de “Amigos del alma”.

El programa se llamaba así porque dos familiares o parientes unían fuerzas con algún personaje de la farándula para lograr el sueño de su familia, en la mayoría de los casos se trataba de alguien enfermo o con carencias económicas. Competían contra otros tríos en baile y canto, había un jurado de expertos en la materia que evaluaban el desempeño de los equipos, los equipos que quedaban en los últimos lugares eran “nominados”.


Así que el público a lo largo de la semana hacía llamadas a favor de su equipo preferido, como es de esperarse, esas llamadas eran costosas. El resultado se daba a conocer al domingo siguiente y uno de los equipos nominados era eliminado. Aquí la ley del dinero era la que mandaba, ese mismo domingo resultaban nominados otros tríos, y así iban de programa en programa hasta que llegaba la final en la que solo había tres equipos, como han de suponer el ganador era el que más dinero le había dado a la empresa, perdón, el que más llamadas recibió. Acto seguido los encargados de organizar el programa, muy amablemente le proveían lo necesario para que su “sueño” se hiciera realidad.

Recuerdo también que durante las transmisiones mostraban vídeos acerca de las desgracias, perdón una vez más, de los sueños de los participantes. Realmente eran historias que le tocaban el corazón a uno, realmente desgarradoras, era casi imposible no desembolsar dinero, sin duda alguna estos tipos saben a la perfección su negocio. La duración del show era hasta de 5 horas, porque no solo se exponían los sueños de los participantes, también metían otros casos conmovedores en los que ponían a cantar o a bailar a los del jurado o a artistas invitados para sacar un “dinerito extra”.

Lamentablemente muy poca gente se dio cuenta de que se fueron lisos con su dinero, debido a que el sistema para votar por los favoritos a través del teléfono celular hacía que materialmente no se estuviera dando el dinero, pero sí electrónicamente. La gran mayoría no se percató de ello porque no hizo la acción de sacarlo de la cartera, resumido, tiró su dinero sutilmente, es decir, nunca sintió eso. Esto lo sabían muy bien los de la televisora, pues todo estaba diseñado para hacer negocio.

¿Cuántas llamadas no llegaban?, fácilmente con la primera media hora de llamadas el sueño podía costearse, ¿cuántas llamadas no se recibían en la semana?, pero de ahí salía el sueldo de los conductores, bailarines, músicos, camarógrafos, jurados, etc. Claro que también aportaban algo los patrocinadores, pero eso solamente era “pa’ los jefes”. Ahora entiendo el porqué del nombre del programa, ay veo a los organizadores con signos de pesos en los ojos pensando en cuánta plata les iba a dejar eso: “es un sueño… es El show de los sueños”.

Tristemente toda esta farsa que montaron era legal, y pues ni hablar, cada quién desperdicia su dinero como le plazca, pero en lo que nunca estuve de acuerdo fue en que se lucró con el dolor ajeno, utilizaron las tragedias que mucha gente vivía para sacar dinero, jugaron con la ilusión de curar a alguien, cuando un concursante quedaba eliminado, solo le daban una palmada en la espalda y casi le decían: “lástima Margarito”, y ahí los dejaban con la ilusión de que tal vez pudieron remediar su situación. Los trataban como mercancía rentable, ¿y cuál era su permio de consolación?, ¿quieren saberlo?, según les ofrecían un guardarropa nuevo, que no era más que un miserable pantalón de mezclilla para que “sintieran el azul”.

Si supuestamente su intención es ayudar a los necesitados y cuentan con los recursos necesarios, pues que lo hagan, ¿para qué ponerlos a competir y ganar según lo que quiera el público?

Así que si quieres plata, no necesariamente tienes que ser un rapero para convertirte en un “money maker”, solo tienes que ver solo por tus intereses, colarte en un buen puesto dentro de una empresa televisora y sobre todo saber muy bien el arte de estafar.

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