domingo, 11 de abril de 2010

EL ENOJO

Día a día nos encontramos con individuos que tienen poco temperamento y que por su mal carácter parece que pueden estallar en cualquier momento. Otros tantos, por el contrario, suelen ser muy amables, tolerantes, gentiles, y son sumamente humildes.

Hay quienes dicen que el enojo es parte de la vida diaria, así como lo son la risa y la tristeza, pero si queremos tener una buena salud debemos aprender a regular las emociones. Yo sé que mientras estemos en este mundo siempre habrá problemas, ¿quién no se ha enojado por algo? Aunque se nos haga de lo más normal, el cólera es severamente dañino para la salud.

Las personas de Oriente dijeron: “Siendo tolerante, ganas paz y tranquilidad y siendo humilde, alcanzas un nuevo horizonte”. Si tenemos un noble carácter, sabremos tolerar y no discutiremos, hasta cuando hay un malentendido, solo así nos evitaremos dilemas y angustias, teniendo un vida más tranquila.

Si perdemos el temperamento fácilmente al interactuar con otros, solo es una señal de que no somos capaces de controlarnos a nosotros mismos. Quien siempre se anda enojando por todo, tiene que mirarse a sí misma, ser pacífico, y emplear la razón para convencer a los demás.

El coraje de muchos es a causa de la avaricia, la envidia y el egoísmo, nos peleamos con el vecino, los compañeros, parientes hasta con desconocidos.

Todos los días nos vamos a encontrar con cosas que nos van a irritar. Pero si cambiamos nuestro enojo por una ligera despreocupación, entonces en vez de molestarnos encontraremos la armonía.

No te enojes con quién te haya hecho daño, intenta dejar eso en el olvido, vive ahora tu presente. Estar de buen ánimo cambia las circunstancias y atraviesa los muros que nosotros mismos nos hemos impuesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario