lunes, 26 de abril de 2010

DEJASTE HUELLA EN MÍ

Pasan los días y el tormento de que ya no estás me acosa minuto a minuto, no puedo calmarme, quisiera regresar en el tiempo y cambiar las circunstancias para tenerte aquí de vuelta conmigo, pero no puedo, quiera o no viviré así lo que me queda de vida, será un completo sufrimiento el levantarme a diario sabiendo que te marchaste.

Me miro en el espejo, siento que necesito un trago, aunque en el fondo sé muy bien que ni el alcohol me hará olvidarte, he ido a parar al psiquiatra y me ha dicho que tengo el síndrome del corazón roto, el único remedio es que frían mi cerebro para borrar todas mis memorias contigo, me confunde, en cierta forma quiero hacerlo, pero por otra me deprime el hecho de arrancarte de mi mente para siempre.

Y mientras tú quizá estés feliz, ni has de acordarte de mí, puede que ni siquiera signifiqué algo para tí, o tal vez he cruzado por tu mente en algún momento, no lo sé, me inclino más por la idea de que no piensas en mí, siempre me dijeron que no era bueno aferrarse a alguien, pero eché en saco roto ese consejo y ahora pago las consecuencias.

Desquiciado, esa es la palabra que describe mi condición actual, el escenario que algún día fue verde se ha tornado oscuro, mi mente no es nada sana, nulos sentimientos en el corazón, ya no me conmueve nada, ¿es tú culpa o mía?, en definitiva mía, no debí aferrarme a tí, pero mi necedad, como siempre, pudo más.

¿Odio o indiferencia?, es lo mismo, ya no me interesan las cosas de antes, simple y sencillamente busco algo que me destruya antes que lo haga yo mismo, soy una bomba de tiempo, vaya que dejaste huella en mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario