viernes, 26 de febrero de 2010

¿Y QUÉ HAY DE LA TRISTEZA?

Supongo que ha habido días en los que solo tienes ánimos para llorar, tienes ganas de permanecer encerrado en tu habitación escuchando música. Incluso a lo mejor has de haber llegado al grado de querer estar tirado en el suelo con una bala en la cabeza, parece que es un dolor que no tienes idea de cómo quitártelo de encima, tienes dolencias por causa del amor, es el dolor que te produce el dolor de los demás o el dolor que te producen las otras personas. Abatido, para ser breve, así es como te sientes. ¿Es una enfermedad la depresión?, no lo sé…

Muchas veces nos sentimos tan solos que la nuestro único acompañante es la computadora, ahí escribimos lo que quizás no nos atrevemos a decir frente a los demás. Siempre que escribimos algo, es para que otra persona nos lea y se de cuenta de que necesitamos de su ayuda, una llamada o unas palabras que nos reanimen. Cuando aparezca un día triste, cuando nada salga bien, cuando sintamos que sólo hay tristeza, hay que recordar los momentos alegres que también tuvimos, puede haber muchas razones para sentirnos así.
Encaremos la tristeza, escribamos lo que sea, cualquier cosa, algo que nos produjo dolor, quizás el alejarnos de ese ser que un tiempo amamos mucho y hoy nos cuesta olvidar, o quizás las fisuras en los lazos familiares, o la pérdida de un ser amado.

¿Quién dijo que la vida es fácil?, debemos identificar las cosas qué tanto nos lastiman. Estoy casi seguro que siempre que estamos tristes es porque no estamos al lado de la persona que amamos, o quizás estamos al lado de alguien que no tiene que ver ya con nuestros sueños y no somos capaces de decirle que ya no lo amamos, no tenemos valor para encarar esa situación, de allí nace la tristeza de nuestra alma.
La pena y la tristeza solo son huecos, algo que queremos y no tenemos, ese algo que nos hace despertar deseando estar en otro lado y en otro momento. Aunque yo estoy convencido de que la felicidad son pequeños lapsos de tiempo que nos brinda la vida, que no es una constante, pero lo que dure es bueno, porque no hay nada más bueno que despertar contento satisfecho por las buenas vivencias que tuviste el día anterior.
Y cuando sientas que todo se derrumba, mira hacia tu interior, seguro encontrarás las fuerzas necesarias para decirle a la tristeza: “lárgate de aquí, no me sirves de nada”. Tenemos diferentes estados de ánimo cada día, hoy puede que sea la tristeza, mañana será la alegría. Así que estemos agradecidos por tener un día más de vida, por aquellas personas que hacen de este mundo un lugar especial.

Aunque hoy la tristeza se aloje en nuestra vida, debemos tener la fuerza de querer hacer algo diferente con nuestras vidas.

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