domingo, 28 de febrero de 2010

¿ORGULLOSO YO?, NO, CLARO QUE NO

Esta ocasión les hablaré sobre un arma que tiene dos filos: “el orgullo”, puede ser una manera de comprender la autoestima, tener plena confianza en uno mismo, o tal vez miedo a mostrarse débil. Esto es como un instinto, si hay debilidad, lo mejor es ocultarlo antes que los demás se percaten de ello.
Una persona orgullosa con frecuencia cree que el carecer de fuerzas (no físicas) o carácter lo hacen un individuo con derrotas frecuentes. Así que se obstina en confiar en sí mismo y cuidado si se le intenta dar algún consejo eh, son de cuidado estos sujetos. Disculpen lo siguiente, pero un orgulloso no es más que un pobre diablo.
Y no conformes, son soberbios, se creen sabios en su misma opinión, pretenden ser más de lo que en realidad son, y llevan una vida llena de caretas que ocultan lo que son en verdad, menosprecian a todos aquellos que viven de la caridad ajena, son tan tontos que creen que no necesitan de nadie, viven en un mundo en el que solo hay lugar para ellos y absolutamente nadie más.
Como mecanismo de defensa tienen dificultad para aceptar ayuda, o en su defecto niegan que tengan problemas y se muestran impecables con una sonrisa en el rostro, aunque por dentro estén llorando y lamentándose, el orgullo no es más que una deformación del amor, así que si andas por ahí haciendo ridículos con esta actitud, piénsalo dos veces. Crees que los demás te admiran, cuando en realidad se ríen de las payasadas que haces y dices. Piénsalo.

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