sábado, 27 de febrero de 2010

IR A LA BIBLIOTECA... AY QUE FLOJERA

O.k, lo siguiente no es para que se ofendan y quieran matarme con una 9mm, pero, ¿nunca nos hemos puesto a pensar sobre cuántos libros no hemos leído por estar las horas sentados frente al monitor revisando el perfil en las redes sociales a las que estamos suscritos, descargando los éxitos del momento o haciendo cualquier otra cosa que no sea de relevancia?

La tecnología aplicada a las comunicaciones hoy en día es impresionante, puedes comunicarte con cualquier persona, a cualquier hora y en cualquier parte del mundo, tienes toda una gama de sitios para visitar en los que puedes hacer diferentes cosas, editar fotografías, descargar música, ver vídeos, leer libros incluso (por si no lo sabían).


Como herramienta para realizar las tareas de la escuela es excelente, basta un click para encontrar la información que necesitamos, pero no solo la utilizamos para hacer eso, nos ponemos a hacer un sinfín de cosas que al final no nos serán útiles, todo esto supuestamente para ahorrarnos el trabajo de ir a la biblioteca y consultar un libro que contenga la información que requerimos.

Yo no me opongo al uso del Internet para hacer la tarea, al contario, soy de la opinión de que siempre y cuando el sitio que visitemos para sacar información contenga el tema que buscamos, de una manera completa, clara y precisa está bien. Pero hacemos todo al revés, escribimos las palabras en el motor de búsqueda y ¡click! vamos al primer sitio que nos aparece y descargamos el texto sin siquiera asegurarnos de que lo que contiene es verídico y proviene de una buena fuente.
Y así entregamos la tarea, desconociendo de que es lo que habla el argumento que traemos impreso en las hojas de nuestra carpeta. Sin darnos cuenta, terminamos haciendo las cosas solo por hacerlas y en realidad no aprendemos nada, y cuando llegamos a la Universidad dizque a estudiar algo que nos gusta sentimos pavor cuando un profesor nos pide que le hagamos un resumen de un libro grande de un día para otro.

Dejemos los monitores apagados y tomémonos la molestia de ir a la biblioteca y consultar un libro, créanme, es más enriquecedora una lectura que descargar un texto al azar sin saber de qué habla, y esto tiene sentido común porque "la lectura forma al hombre, las conferencias lo alistan y la escritura lo perfecciona".

Que no se les olvide eso.

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